XII CONGRESO USTEC-STEs IAC

SINDICALISMO, EDUCACIÓN Y DEMOCRACIA. UN ESPACIO DE ENCUENTRO, DEBATE Y PROYECCIÓN.

INTERVENCIÓN de STEs-i.

Estimadas compañeras y compañeros de USTEC, hoy nos encontramos en este Congreso de Educación para reafirmar quiénes somos, de dónde venimos y, sobre todo, hacia dónde vamos. USTEC siempre se ha distinguido por su compromiso con una educación transformadora, inclusiva y pública. Hoy, en un contexto de crecientes desafíos, ese compromiso cobra más fuerza que nunca. Cuando en la Confederación de STEs nos referimos a USTEC como “el sindicato hermano” es porque compartimos una visión: somos una organización sindical asamblearia, de clase, autónoma, sociopolítica, alternativa y feminista, en un mundo donde las recetas del sindicalismo tradicional ya no funcionan.

Estamos en un Congreso de Educación y quiero hablar brevemente sobre Educación pura y dura. Es crucial definir con claridad lo que defendemos y lo que rechazamos, en un binomio que ilustra nuestras convicciones y guía nuestra lucha diaria.

Decimos SÍ a una educación pública, gratuita, laica y de calidad, una educación para todas y todos, construida con la participación de toda la comunidad educativa. Defendemos un modelo democrático, inclusivo, feminista y alejado de la mercantilización. Queremos una educación que no se subordine a las leyes del mercado ni a los conceptos neoliberales que buscan transformar la escuela en un lugar de competencia y segregación.

Decimos NO a la mercantilización y privatización de la educación, a las externalizaciones, a los recortes y a las políticas que buscan convertir las escuelas en centros de formación de mano de obra barata y en canteras de autónomos que, bajo el disfraz del emprendimiento, solo fomentan la autoexplotación. Nos oponemos a cualquier intento de subordinar la educación pública a los intereses empresariales y a las agendas de think tanks que pretenden imponer modelos educativos al servicio del capital, donde los saberes académicos queden otra vez de nuevo reservados a las élites, dejando a las masas una cualificación meramente técnica y profesional.

El Nuevo Orden Educativo desea modelar individuos entrenados en diversas «competencias», «destrezas» y «habilidades» técnicas y emocionales que faciliten su encaje en el mercado laboral. De este modo, la escuela (y, con ella, la universidad) se convierte en un centro de selección de personal y deja de alimentar el anhelo de saber (la más noble aspiración humana, según nos enseñase Aristóteles), orientando la formación del alumnado hacia aquellas áreas de la economía que favorezcan su «empleabilidad».

Así, la transmisión cultural queda aparcada, o incluso vedada, para formar «emprendedores» flexibles y adaptables, siempre prestos a la movilidad geográfica. Para lograr alumnas y alumnos sin anhelo de saber, el Nuevo Orden Educativo emplea técnicas pedagógicas que conciben al ser humano en un mero procesador de información. El alumnado no debe atesorar conocimientos que afilen su juicio crítico sobre la realidad, sino centrarse en «aprender a aprender», hasta convertirse en un dócil y «empático» receptor de cualquier tipo de adiestramiento que garantice su eficiencia económica. Para ello, se favorece una educación lúdica que supla la odiosa transmisión de conocimientos.

Reivindicamos una educación en la que el profesorado pueda transmitir conocimientos, donde su labor sea valorada y respetada. La labor docente es fundamental y no puede ser sustituida ni devaluada por modas educativas superficiales como el mindfulness, braintraining, coaching o la gamificación.

Nos oponemos a convertir al profesorado en blanco de críticas injustas, así como a menospreciar su formación y experiencia. También rechazamos que se les haga responsables de los problemas estructurales del sistema educativo.

Decimos SÍ a una renovación pedagógica auténtica, impulsada desde la base por quienes conocen la realidad de las aulas, basada en la práctica docente y en el reconocimiento de las necesidades y barreras que impiden progresar al alumnado. Queremos una educación que transforme y emancipe, no que maquille las desigualdades.

Decimos NO a las supuestas innovaciones impuestas por lobbies y grandes corporaciones que, bajo lemas vacíos, buscan desplazar a los docentes con soluciones tecnológicas que no abordan los problemas de fondo. Cabe destacar que no es innovador rescatar métodos centenarios y disfrazarlos de modernidad para imponer agendas neoliberales. Por ejemplo, el “Aprendizaje Basado en Proyectos” creado en 1918 por Kilpatrick, discípulo de Dewey, se usa hoy en día justamente para lo contrario de lo que fue diseñado. Ellos sostenían que la escuela debe ser siempre el motor de las reformas sociales, por lo que es necesario acabar con un sistema de enseñanza que reproduce la sociedad en lugar de transformarla. Sin embargo, hoy quienes defienden este método, a la vez promueven -entre otras medidas- la jornada partida en los centros educativos, que no es más que un entrenamiento para futuras jornadas laborales interminables y precarias en un mundo individualista, competitivo y falto de solidaridad. Un sistema educativo planificado como una industria para la producción de capital humano, teniendo como base la empleabilidad a cualquier precio.

Bien al contrario, si hablamos de cuestiones concretas, creemos en una enseñanza de matemáticas para replantear cómo repartir los recursos de forma justa, no para calcular cómo aumentar los beneficios de unos pocos. Apostamos por una historia que denuncie atrocidades, guerras y violencia, en lugar de una que solo ensalza a los vencedores.

Decimos SÍ a la libertad de cátedra y a la igualdad de oportunidades en el acceso a plazas públicas, basándonos en principios democráticos de igualdad, capacidad y mérito. Pero decimos NO a la arbitrariedad fomentada por leyes como la LEC, el decreto de plantillas y las plazas perfiladas, que otorgan un poder desmedido a los equipos directivos.

Sí a los principios pedagógicos de la Escuela Moderna de Francesc Ferrer i Guardia, basados en el librepensamiento, el racionalismo, la coeducación y la secularización; una escuela laica y crítica que capacite al alumnado para ser ciudadanos libres y racionales.

No a “Escola Nova 21”, a la Fundació Bofill, La Caixa, la UOC, Unescocat, la OCDE, la UE, el Banco Mundial, el BBVA o los expertos educativos de Telefónica y Google que se presentan como gurús que traen la “buena nueva” para solucionar los problemas de nuestro sistema educativo.

Sí a la Escola Catalana, en catalán,  como modelo de éxito e inclusión social, comprometida con la lengua y la cultura catalana como herramienta de cohesión y crecimiento colectivo. Un compromiso con la lengua propia del país para que sea vehicular en todo el sistema educativo catalán desde la educación infantil hasta la universidad donde la inmersión juegue un papel central. Además, decimos un Sí al derecho del pueblo catalán a decidir libremente sobre su futuro y a ejercer el derecho a la autodeterminación.

No a utilizar la Escola Catalana como banco de pruebas de las corporaciones globales que buscan convertirla en un laboratorio al servicio de sus intereses económicos. La educación no es un negocio, es un derecho.

Compañeras y compañeros, espero coincidir en reafirmar nuestro compromiso con estos y otros principios. La lucha continúa, porque la educación es clave para construir una sociedad mejor.

Para finalizar, conviene recordar que la educación nunca debe dejar de concebirse como un derecho de la ciudadanía, pero día a día observamos que pasa a transformarse en un servicio y en una inversión, donde el alumnado se convierte en un potencial cliente al servicio del mundo empresarial, que ha identificado este sector como un nicho de negocio. Desde los STEs pondremos todo nuestro empeño para evitar que la escuela pública se convierta en una guardería asistencial y gimnasio de adiestramiento para la fuerza laboral de baja cualificación, y que el sistema educativo en general sea cómplice de la reproducción de desigualdades sociales para mantener la hegemonía de unas élites.

No podemos bajar la guardia. Sigamos adelante, con la certeza de que estamos en el camino correcto.

Visca la USTEC, visca Catalunya i visca la lluita de la classe obrera.

EL PRAT / 23 noviembre 2024.