Ha fallecido hoy nuestro compañero y amigo, gran maestro y defensor de la escuela pública, Vicent Esteve Montalvà

Nuestro compañero Vicent Esteve Montalvá ha fallecido esta mañana en Valencia. Vicent ha sido durante muchísimos años un importante activo de su sindicato, el STE País Valencià, donde ha desarrollado diferentes cargos de responsabilidad.

Vicent ha sido miembro de nuestro Secretariado Confederal, coordinador de Política Educativa de STEs, vocal del Pleno del Observatorio Estatal de la Convivencia Escolar, además de miembro del Consejo Escolar Valenciano.

Nos deja un compañero generoso y humilde, con grandes convicciones que le han llevado a luchar siempre por lo que quería. Desde STEs Intersindical y la Confederación Intersindical lamentamos muy profundamente esta irreparable pérdida, queremos solidarizarnos y mostrar nuestro apoyo a sus familiares y amigas y amigos en estos duros momentos, a su sindicato STEPV y a toda la comunidad educativa valenciana.

Vicent se nos fue, pero su corazón nos seguirá hablando.

La pasada madrugada, como en la canción, la voz temblorosa y triste de un campanario imaginario nos anunciaba que nuestro querido compañero y amigo Vicent Esteve i Montalvà nos había dejado.

Vicent, como hijo de recolector y de trabajadora de almacén de naranja, sacó de la tierra y del trabajo de las manos la fuerza para vivir como ha vivido.
De muy joven, con sólo 9 años, ya dejó clara su vocación: quería ser maestro. Otro maestro, soriano, había despertado en él una pasión que le acompañaría toda la vida.

Después de pasar por la industria local alcireña o de opositar a la administración pública, la incorporación del valenciano en las aulas lo convirtió en maestro. Así comenzó su itinerancia por el país: Torrent, La Serranía, Sagunto, Valencia …

Recuerde la silueta de Vicent en la salida de Valencia hacia Sagunto, en un lugar donde solíamos concentrarnos los maestros para compartir viaje, pero no hablé con él hasta 1987, el año de las primeras elecciones sindicales y de la inicio del conflicto educativo más largo.

En ese momento, Vicent era el “chico” de El Molino, una escuela de Torrent que actuó de centro coordinador en ese conflicto. Allí se hacían la mayor parte de las reuniones locales y allí se convirtió en un excelente referente sindical, especialmente cuando el debate se tensó a cuenta de la salida del conflicto y la posibilidad de protagonizar la primera negociación autonómica del estado.

Y de referente local a referente sindical en su país había un trayecto bien corto. Aún recuerdo donde y cuando le propuse que se incorporara al trabajo sindical colectivo. Fue después de una manifestación del Primero de Mayo, en el Parterre de Valencia, mientras buscábamos un bar para tomar una cerveza. Pura también estaba. Finalmente, Vicent aceptó.

Y es que Vicent era un asiduo participante de las manifestaciones del Primero de Mayo, propio de una persona con conciencia de clase, de clase obrera, ganada en la convicción teórica pero también en carne propia, militancia activa de izquierda propia de aquellos años, que no sabíamos si podríamos tomar el cielo al asalto pero bien que lo intentábamos.

La activa militancia estaba profundamente arraigada a su tierra, su país, propia de su talante ribereño, curtido en las tierras cercanas a los ricos huertos de las ricas familias de Alzira y que adquiere en la pasión por su lengua el cenit .

Era, el suyo, un amor que tenía poco de platónico y muy de entrega cotidiana, a la manera de Estellés “brusco y salvaje”. Sin estridencias estériles y templado en una cosmovisión que, en parte, le provenía del heredado mestizaje entre la ribera del Júcar y la “campiña” sevillana de la abuela. Dos visiones de dos territorios con lengua y cultura propias, pero de una misma condición social.

Y del compromiso político y social al compromiso con la escuela como cuna de culturas y lleva necesaria de emancipación.

No era de extrañar, pues, que el proyecto personal de Vicent encajara tanto a la perfección con lo que su sindicato ha querido ser durante tantos años: lugar de encuentro, de lucha, de construcción de una nueva realidad social valenciana … porque deberé recordar que Vicent era y es esencia viva de STEPV, crisol donde miles de personas se han cruzado a lo largo de los años y lo seguirán haciendo en el futuro.

Su sólida formación y capacidad lo llevaron a desarrollar diferentes responsabilidades, de las más básicas visitante centros y atendiendo compañeras y compañeros a responsabilizarse de áreas como la acción sindical, los servicios jurídicos, la organización, la política lingüística, la política educativa… Y lo hizo en diferentes estructuras como el Secretariado Nacional de STEPV, el secretariado de la Confederación de STES (donde fue responsable de la política educativa coordinando las negociaciones con el ministerio) o la Intersindical Valenciana. También encabezó la candidatura de STEPV en la Junta de Personal de Valencia en el año 1998, donde resultó ganadora.

Su trabajo y sus valiosas aportaciones las llevó al Consejo Escolar Valenciano, la Mesa para la Enseñanza del Valenciano, Escola Valenciana, las Escuelas de Verano y los Movimientos de Renovación Pedagógica, el Observatorio Estatal de la Convivencia Escolar… entre otros.
Pero si hay un área donde puso todo su conocimiento y capacidad de análisis y de reflexión, esa fue la de publicaciones, en la que participó de forma continuada y que dirigió durante ocho años, con numerosos artículos de opinión y de propuestas educativas de todo tipo en la prensa sindical, como el Allioli o el Clarión… o en la prensa especializada (Escuela, Comunidad Escolar…).
Todas estas responsabilidades las alternó con su principal vocación como maestro de la enseñanza primaria, aunque su necesidad para saber y comprender su país le habían llevado a licenciarse en Historia.
Pocas personas representan como Vicent ese maestro vocacional, muy formado, comprometido, reflexivo, sereno, preocupado por su alumnado, por la innovación educativa, por su lengua y cultura, por la defensa de los derechos individuales y colectivos, por su país y por sus gentes.

Vicent era también amigo. Amigo de sus amigos y amigas, incluso de quienes no ponían el mismo peso en la balanza. Parte viva de una relación que hemos atesorado a lo largo de los años entre todas las personas que lo hemos conocido u otros que nos miramos desde la memoria porque ya no están entre nosotros.

Es por eso que no nos extraña las muchísimos muestras de cariño recibidas, que bien se podían resumir en estas palabras que le dedica la compañera Azucena, hoy ausente:

Me ha dejado sin palabras la noticia, más que el intenso frío que deja casi inmóviles mis dedos en estas latitudes de Gredos como un despertar cubierto miedo una espesa capa de nieve tranquila, apacible, fría… Heladora mañana de finales de Marzo.

Vicent, hombre elegante, gigante en sus haceres y decires, orador envidiable, dialogante audaz, sereno, siempre aderezado de ese aire sosegado que nutre las palabras de alguien que abría la boca para expresar frases rebosantes de sentido y sedientas de justicia. Transmitía seguridad, derrochaba un parar “aristocrático” en el mejor sentido del término; sus modales tolerantes, respetuosos y educados, propios de un humanista, coordinaban a la perfección cono su grand elegancia física.
Nos ha dejado una admirable persona, pero guardaremos sus miradas, sus palabras, sus enseñanzas…
!Vicent, un gigante maestro de vida!

Podría hacer correr la tinta porque la relación con Vicent da para mucho.
Pero si tengo que destacar algo, es que en Vicent se daba un tipo de confluencia astral, no demasiado abundante en nuestra tierra, que combina ideología y clase, nación y lengua, escuela y renovación, compromiso y militancia, dignidad y amistad… hasta convertirse, para nosotros, en esto que Josep Pla denominaba homenot.

Hasta siempre Vicent, te recordaremos en las palabras de nuestro poeta Vicent Andrés Estellés:

Yo he amado mis padres, he amado mis hermanos,
he amado a mi hija, he amado a mi mujer,
he amado mi oficio, he amado mi casa,
he amado mi calle, como he amado mi pueblo
y he amado mi patria; he amado mi vida,
he amado las gentes anónimas, he amado todas las cosas,
he pecado mucho, Señor, he sufrido mucho, Señor.
He amado la Muerte porque ella me ha hecho amar mucho más.

Buen viaje, Vicent.