1º DE MAYO, POR LOS DERECHOS LABORALES Y CONTRA LAS REFORMAS DEL PP, HACIA LA HUELGA GENERAL.

El Primero de Mayo representa la lucha histórica de los trabajadores y de las trabajadoras por el derecho a un trabajo digno, por el derecho a la mejora de las condiciones de vida y de trabajo y por la consecución de una sociedad en la que desaparezcan las desigualdades sociales y en la que se dé primacía a la persona frente al capital.

La conmemoración del Primero de Mayo, como fiesta reivindicativa de los trabajadores y trabajadoras que es, nos exige hacer un balance de la situación en la que nos encontramos y plantearnos perspectivas de futuro.

La situación actual en el Estado español viene definida por la mayoría absoluta de la derecha en el Parlamento, lo que le permite ir tomando medidas que perjudican claramente a la mayoría de los trabajadores y trabajadoras y benefician a las grandes empresas, dentro de una óptica neoliberal. Así nos encontramos con la imposición por el gobierno de una reforma laboral que empeora las condiciones de trabajo, que abarata el despido al reducir el número de días a percibir como indemnización por año trabajado, amplía sin límite de edad el contrato en prácticas, se elimina el límite del porcentaje horario para los contratos a tiempo parcial. El Pacto de Pensiones, recientemente suscrito por el gobierno, la patronal y un sindicato, es un ataque más a los trabajadores y trabajadoras que pone en peligro la viabilidad del sistema de Seguridad Social y el cobro futuro de pensiones; con las cuotas que pagamos se financian las pensiones no contributivas, que deberían ampliarse, e incluir el salario social, y ser sufragadas por los impuestos; se utiliza el superávit de la Seguridad Social para financiar el déficit del Estado, en lugar de mejorar las prestaciones actuales, permitiendo la jubilación anticipada para dar acceso a otros y otras a un puesto de trabajo y aumentar el fondo económico para las futuras pensiones, mientras que se reducen impuestos directos a las grandes empresas y a los salarios millonarios y se aumentan los indirectos. 

El gobierno está inmerso en una política de privatizaciones en los servicios públicos, con reducciones salvajes de personal, mientras impone restricciones salariales al personal de las administraciones públicas y no cumple la sentencia por la que se declara nula la congelación salarial del 97. La situación en la enseñanza se intenta deteriorar desde la derecha social, representada por los foribundos e infundamentados ataques en distintos medios a su funcionamiento y resultados, y por la derecha gubernamental, que contribuye a estos ataques como forma de fundamentar las reformas que quieren imponer. Pretender segregar al alumnado a una temprana edad en función de sus conocimientos y dificultar el acceso a estudios superiores, todo con el objetivo de potenciar la enseñanza privada, a la que pretenden encumbrar con el trasvase de recursos económicos de la pública.

La solidaridad internacionalista entre los trabajadores y trabajadoras de todo el mundo exige que en el Primero de Mayo los Sindicatos del “primer mundo” denunciemos que vivimos en un mundo único, en un mundo en el que las desigualdades sociales son cada vez mayores, los ricos más ricos y los pobres más pobres (un dato: 1.200 millones de personas sobreviven cada día con menos de un dólar), acumulando las mujeres una doble marginación, como trabajadoras y como mujeres. Vivimos en un mundo en el que los organismos multilaterales del capitalismo predican la globalización como la solución de todas las penurias de la humanidad, cuando lo que se globaliza es la explotación para la mayoría y el enriquecimiento de la minoría (un dato: las 200 personas más ricas del mundo poseen más de un billón de dólares, lo que significa la suma de los ingresos de 582 millones de personas de 43 países), lo que da lugar a fenómenos como que en el África Subsahariana se tenga hoy un nivel de vida inferior al de hace 40 años.

Las perspectivas de futuro pasan, en este Primero de Mayo, por articular la unidad de todos los trabajadores y trabajadoras y de sus organizaciones sindicales para actuar conjuntamente en dos niveles; primero para articular movilizaciones de protesta que desemboquen en una huelga general que tenga como objetivo paralizar la política de reformas del gobierno por cuanto supone de perjuicios para la clase trabajadora; y, segundo, concienciar y movilizar a las trabajadoras y trabajadores para denunciar los efectos de la globalización y la necesidad de ayudar a conseguir a los países en vías de desarrollo los instrumentos básicos e imprescindibles para salir de la actual dependencia                                                           

26 de abril de 2001.

Augusto Serrano, de la Confederación de STEs