NOTAS DE PRENSA Y ARTÍCULOS DE OPINIÓN |
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MANIFIESTO A dos años de la entrada en vigor de la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, y a pesar de múltiples esfuerzos legislativos, judiciales y policiales, el número de mujeres asesinadas en nuestro país a manos de sus parejas o ex-parejas no sólo no disminuye sino que parece ir en aumento. En el año 2005, fueron 61 las mujeres que cayeron; en el 2006, fueron 69; y, durante este año, son ya más de 60. Las expectativas que habíamos depositado en la ley no han dado el fruto esperado. Las mujeres seguimos siendo agredidas en igual o mayor medida y seguimos encontrando todo tipo de obstáculos a la hora de ser atendidas. Nuestros derechos parecen limitarse al papel y no han pasado a formar parte de la vida cotidiana. Estamos atadas a una invisible pero
férrea cadena de violencia que afecta a todas las relaciones entre
mujeres y hombres. Esta violencia tiene múltiples rostros, se reproduce
y perpetúa en la familia, en las relaciones afectivo-sexuales, en el
trabajo, en los medios de comunicación, en viejas costumbres muy
arraigadas y, en general, en todas las manifestaciones de la vida. Las
palabras, las imágenes, las actitudes y las conductas han actuado a lo
largo de la historia como correa de transmisión de esta cadena cruel,
interminable e invisible. La pregunta es: ¿por qué no rompemos de una
vez esta cadena? En muchas ocasiones, las propias mujeres
ni siquiera somos conscientes de la violencia que se ejerce sobre
nosotras, creemos que siendo sumisas podremos salvar a nuestros
maltratadores, pero hemos de aprender nosotras mismas que ése es el
camino más seguro para ser destruidas física y moralmente por ellos. Es necesario incrementar la financiación, habilitar centros especializados y formar a los profesionales que han de atender las demandas de ayuda (económica, psicológica, legal, etc.), porque la realidad es que muchas veces las mujeres no encontramos a quién acudir, a quién pedir apoyo y asistencia. Es intolerable que algunas comunidades autónomas hayan devuelto los fondos recibidos del Gobierno central para luchar contra la violencia de género. Hay comunidades en las que ni siquiera existe un centro de atención integral al que dirigirse, en las que se han cerrado casas de acogida, en las que se aparca a las victimas de malos tratos en cualquier lugar como si se tratara de apestadas, convirtiendo a estas mujeres en víctimas por partida doble. Las mujeres -y sobre todo aquellas que padecen extrema pobreza y desigualdad- estamos agotadas de sufrir situaciones de constante injusticia. Este es el caso de las inmigrantes en situación irregular, que siguen discriminadas a la hora de acceder a las ayudas previstas por la ley y corren el riesgo de ser expulsadas cuando presentan una denuncia por malos tratos. Ante esta situación, y como todos los años, desde la Organización de Mujeres de STES-Intersindical, y desde toda la Confederación, queremos manifestar una vez más nuestro más profundo rechazo a la violencia contra las mujeres y nuestro compromiso cotidiano con la construcción de una sociedad más justa y democrática, en la que sea posible la igualdad y el amor entre mujeres y hombres. ORGANIZACIÓN DE MUJERES DE STES-INTERSINDICAL |
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